¿Qué es el autocuidado?

Cuando hablamos de autocuidado nos referimos a una serie de estrategias, prácticas y rutinas que la persona realiza de manera consciente y voluntaria con el objetivo de aumentar su bienestar. Nos ayuda a sobrellevar mejor el día a día, a afrontar los retos y situaciones complicadas y a regularnos mejor. Además, implica el cuidado tanto de nuestra salud física como de la mental.

Si quieres saber más sobre este tema, puedes descargar de manera gratuita esta guía:

Para que no vuelvas a olvidarte de ti.

Tu autocuidado es tuyo.

¿Qué significa esto?

Que no hay una única manera de cuidarte. Que nadie sabe mejor que tú lo que necesitas. Que lo que es bueno para tu vecino no tiene por qué serlo para ti.

Te pongo un ejemplo. María es una persona muy perfeccionista y autoexigente. Siempre sale tarde de trabajar y pretende dejarlo todo cerrado. Ana, en cambio, es una persona a la que le cuesta llegar puntual al trabajo y suele dejar todo para el último momento. Quizás para María el autocuidado sería dejar el trabajo e irse a casa o al gimnasio aunque no esté terminado. Decirse que ya ha terminado su jornada y que mañana continuará, pero que ahora este tiempo es para ella. En cambio, para Ana autocuidado podría ser intentar levantarse un poco antes para llegar a tiempo al trabajo y trabajar en su organización para no agobiarse tanto al final.

Como ves, lo que es bueno para María no lo es para Ana, y viceversa. Y esto aplica a todo.

¿Qué tipos de autocuidado existen?

Existen muchos tipos de autocuidado, pero en este artículo me centraré en tres: el físico, el emocional y el social.

El cuidado del cuerpo: alimentación, sueño y ejercicio físico.

El autocuidado físico es, por así decirlo, la base de la pirámide. Si esto no está en orden, va a ser complicado construir nada encima. Si no duermo bien, si no me alimento correctamente, ¿cómo voy a gestionar de manera adecuada las emociones?

Como duermes puede marcar tu estado de ánimo.

¿Alguna vez te has despertado después de haber dormido pocas horas y has notado que no te quieres levantar de la cama? ¿Que no quieres hablar con nadie? ¿O que estás cansado/a todo el día? ¿Que no rindes (en el trabajo, en los estudios…)? ¿O igual te ocurre cualquier imprevisto y te cabreas?

Es normal, cuando nuestro cuerpo no está descansado le cuesta más responder y gestionar las situaciones del día a día.

¿Cómo es tu rutina de sueño?

  • ¿Duermes entre 7 y 9 horas al día?
  • ¿Sientes que descansas?
  • ¿Te acuestas más o menos a la misma hora cada día?
  • ¿Por la noche realizas alguna actividad relajante?
  • ¿Tomas café o bebidas estimulantes por la tarde-noche?
  • ¿Utilizas el móvil u otras pantallas antes de irte a dormir?
  • ¿Cenas al menos un par de horas antes de acostarte?

Si tu respuesta ha sido no a la mayoría de estas preguntas, quizás deberías revisar tu rutina de sueño.

Alimentación: ¿Qué gasolina le das a tu cuerpo?

Yo, personalmente, intento darle a mi coche un combustible que no sea aguachirri. Tampoco le doy el más caro del mercado, pero sí trato de darle uno que esté bien. Porque se que si lo hago así, mi coche funcionará mejor y tendrá menos averías.

Pues lo mismo ocurre con nuestro cuerpo. Si a nuestro cuerpo le damos los nutrientes y alimentos que necesita, funcionará mejor, rendirá más, estará más sano y, en consecuencia, me sentiré mejor con él. Además, una buena alimentación es un factor de protección frente a muchas enfermedades.

¿Cómo es una alimentación saludable?

Una alimentación saludable es aquella que se adapta a nuestras necesidades. Y nuestras necesidades no son solo físicas, también son emocionales y sociales.

¿Qué significa esto? Que no es realista alimentarnos solo de comida “healthy”. Que somos seres sociales y tenemos otras necesidades. Puedes irte de cena con tus amigos y comerte esa hamburguesa que tanto te apetece. Y también puedes tratar de incluir más verdura en tu día a día si crees que esto te cuesta. Como ya he dicho antes, lo que es autocuidado para alguien puede no serlo para ti.

Cuidar tu alimentación debería parecerse a esto:

  • Tratar de incorporar frutas y verduras en tu día a día.
  • Escuchar tus señales de hambre y saciedad.
  • Tratar de evitar los alimentos ultraprocesados de manera habitual.
  • Intentar probar nuevos platos y recetas.
  • Evitar las compensaciones si un día has comido más de lo habitual.
  • Ser flexibles: tu alimentación debería poder adaptarse a los eventos de tu vida.
  • Conectar con los sentidos mientras comes: practica mindfuleating.
  • No te compares: tus necesidades son tuyas.

Si sientes que necesitas ayuda con el cuidado de tu alimentación, quizás sería conveniente que pidas ayuda profesional. Ten cuidado con los consejos baratos que se regalan en internet y redes sociales, asegúrate siempre de guiarte por un profesional especializado.

Ejercicio físico: mueve tu cuerpo como más te guste.

El deporte es esencial. Hoy en día nos hemos vuelto muy sedentarios, la mayoría trabajamos sentados muchas horas y nos movemos poco. Practicar deporte tiene muchos beneficios para nuestra salud física y mental.

No existe una única manera de hacer ejercicio.

Por favor, si odias ir al gimnasio, date la oportunidad de probar otra cosa. No es el único deporte válido, no pasa nada si no te gusta.

Si te cuesta hacer deporte, proponte moverte un poco cada día. Puede ser andar, montar en bici, hacer alguna rutina de ejercicios en casa, apuntarte a pilates, a un deporte en equipo o ir a nadar. Hay mil alternativas y, repito, ninguna mejor que otra.

Y si te gusta ir al gimnasio ¡maravilloso!

¿Cómo incorporo una rutina de deporte?
  • Ponte metas realistas: si nunca haces deporte, ponte 10-20 minutos al día.
  • Organiza tu agenda para que el deporte sea algo prioritario, no una opción.
  • Menos es mejor que nada. Si un día solo tienes 30 minutos, es mejor hacer 30 minutos que no hacer nada. Todo suma.
  • Escoge un deporte que te guste. Piensa en lo bien que te sientes al terminar.
  • Celebra tus logros. Date ánimos.
  • Si te cuesta hacer deporte solo/a, busca alguna actividad en grupo, puede ayudarte.
  • Trata de ir a los sitios caminando, sin usar tanto el coche o el transporte público.
  • Permítete descansar cuando lo necesites.

Si quieres trabajar en tu autocuidado físico, en esta guía te dejo muchos ejercicios prácticos:

Para que no vuelvas a olvidarte de ti.

Cuida de tus emociones, cuida de ti.

Nuestro mundo emocional es complejo. Las emociones nos ayudan a sobrevivir y nos dan mucha, mucha información, pero muchas veces no sabemos escucharlas ni regularlas.

¿Qué emociones siento?

¿Sabes ponerles nombre a tus emociones? Es difícil regular algo que no sabes qué es.

Las emociones son respuestas de nuestro cuerpo ante diferentes estímulos y nos ayudan a reaccionar con el fin de garantizar nuestra supervivencia. Cada emoción tiene un nombre y se siente de una manera distinta. ¿Sabes identificarlas?

Identificar y regular tus emociones

Identificar y regular tus emociones es un trabajo de fondo. A principio resulta complicado, aunque con la práctica se vuelve más llevadero.

Estar en contacto con tus emociones te ayudará a regularte mejor y, en consecuencia, aumentará tu bienestar.

¿Cómo cuido mi parte emocional?
  • Prueba a llevar un diario emocional
  • Escribe cada día las emociones que has sentido.
  • Identifica en qué parte del cuerpo las notas.
  • Trata de regularlas a través de la respiración.
  • ¡Actúa! Una vez las has identificado, quizás sea necesario que hagas algo para responder a la situación.

En esta guía te doy algunas pautas para mejorar tu autocuidado emocional.

Para que no vuelvas a olvidarte de ti.

Somos seres sociales: cuidando nuestra red

Las personas somos seres sociales. Necesitamos estar en contacto con los demás. Necesitamos sentir que pertenecemos.

Ser independientes está muy bien, pero no podemos negar la necesidad de vincularnos que todos tenemos. Las relaciones humanas son complejas y es importante trabajar en ellas.

¿Cómo cuido de mis relaciones?

En este artículo te traigo algunas formas de cuidar tus relaciones:

  • Trata de dedicarles tiempo de calidad.
  • Identifica cuáles son las personas en las que puedes contar.
  • ¿Pueden contar contigo? Trata de estar presente en la vida de tus seres queridos.
  • Acuérdate de las cosas importantes: cumpletaños, eventos, situaciones importantes…
  • Trata de ser comunicativo/a. ¿Puedes expresarles lo que piensas?
  • Pon límites: si algo no te parece bien, dilo.
  • Pide ayuda si la necesitas, los demás no son adivinos.

En la guía de autocuidado analizaremos cómo está tu círculo social y veremos pautas para que te sientas mejor en este ámbito.

Para que no vuelvas a olvidarte de ti.

¡Gracias por leerme!

Espero que disfrutes de la guía, creo que es muy completa y que con ella puedes trabajar en tu autocuidado de manera bastante profunda. De todos modos, recuerda que una guía no sustituye la terapia psicológica. Si crees que necesitas trabajar esto, ¡contacta conmigo!

Abrir chat
1
Escanea el código
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?